La última sesión con Judit fue simple pero muy entretenida. Estábamos en el estudio, ella frente al espejo, probándose unos de mis pantalones. La luz cálida hacía que todo se viera con ese tono rico y agradable que tanto me gusta usar. Judit tiene una forma muy natural de moverse, y eso hizo que todo fluyera fácil. Hubo risas, momentos espontáneos y una vibra relajada que siempre agradezco cuando estoy con la cámara en mano. No hubo poses forzadas ni nada rebuscado, solo buena energía, complicidad y ganas de pasarlo bien mientras trabajamos. De esas sesiones donde uno termina con buen material... y con ganas de repetir.
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